La guerrera de la teta

viernes, 4 de marzo de 2011

Recomenzando

Uf, hace demasiado que no escribo. Será que tener un bebé es como tener una bayeta de microfibra pegada al reloj, que te absorve todos los segundos del día, será que, si tu hija rie, llora, grita y levanta los brazos a la velocidad que lo hace la mía, no tienes tiempo ni de pestañear cuando ya estás en la cama mirando el dichoso inventito llamado reloj y pensando ¡Ya son las 1! ¡Me cagoen....! (todo esto en modo susurro no sea que Valeria abra los ojos de nuevo y empecemos el circulo otra vez). Será que, cuando a tu hija le dicen que tiene perdidas de oido te pasas tooooodo el día observando si la niña responde o no a tus mono-ñoñerías para ver si te hace caso (que a veces me planteo si no me mira porque le da vergüenza y no porque no oiga, que todo podría ser) y claro, te acuerdas de tu pequeño blog cuando otra vez son las 1 de la mañana ¡me cagoen....! (otra vez en modo susurro, no vaya a ser....)

En fin, que en este tiempo han pasado muchas y pocas cosas, depende de qué entendamos por pasar cosas y como no tengo la facultad de escribir con la mente, pues no le he hecho ni caso a este mi pequeño blog. Peeeero, aquí estoy de nuevo, de vuelta y dispuesta a escribir al menos una entrada al día - ¿Valeria me dejarás? (intento poner carita de buena mientras la miro para que me sonría) y así iros contando mis cositas.

Hoy quería reinaugurar porque es un día significativo para mí. Hoy hace nueve meses que Enzo se fue. Si, ya sé que ha pasado el tiempo pero en mi interior lo sigo recordando, y más ahora que Valeria es más grande y ya "habla" a su modo. La miro y pienso que nos falta alguien, que no estamos todos los que deberíamos estar y eso me hace recordar. El dolor ya no es tan grande pero sigue ahí, escociendo a veces como las cicatrices mal curadas, y es que, yo creo que no se curó bien esa herida. No tuve tiempo

No tuve tiempo de llorar, asimilar, aceptar, sobrellevar... porque Valeria estaba aquí y había que luchar por ella, porque me necesitaba fuerte cada día al ir al hospital, porque después vino la llegada a casa, porque.... porque a veces me diera la sensación de que Enzo no existió, y entonces lo recuerdo en mi vientre y siento que fue, que estuvo aquí, con nosotros, y se marchó. Nunca sabré las razones y nadie me las explicó entonces, y eso no ayuda. 

Ahora me planteo seguir adelante, pero a veces cuesta y hoy, tengo una penita en el corazón, Chiquitita, como ni niño, pero ahí está.  

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